miércoles, 5 de septiembre de 2007

Día 7

Estaba durmiendo soñando con no se que cosa. La mano de Z me tocaba suavemente la espalda, bajo por mi cola y dobló esa curva que lleva a la palanca al tronco que nos comunica con el mundo. Empeso a estirar, una y otra vez, fuerte en el torso duro en la cabeza. Era las 9 de la mañana, muy temprano para mí. Siguió y apoyó sus labios sobre mi pija, le dio un suave beso esos de mejilla. Termine sacándole la ropa que se había puesto para ir al trabajo. Cuando le saqué el pantalón, siempre ella con la cola para afuera el pantalón telón se desnuda y era una verdadera manzana, una fruta blanca redonda y dura, le abrí el entrecejo y saqué mi lengua, chupe su cola de lengua en lengua, me moje los dedos y acaricie como un perro su pelaje y los pañuelos se abrieron se agitaron se humedecieron. Me subí encima y empecé a balancearme a ritmo lento. Así por un buen tiempo.

Lo demás del día es olvidable. Yo con mi insulto propio acuesta, diciéndome todas las cosas que no estaba haciendo. El laburo con sus incansables preguntas, y algunos textos muy buenos de escritores ya muertos, una española en busca de poesía argentina joven y demás hiervas. A la noche edité un rato. No mucho.
Que buena manera de amanecer... amanece que no es poco
Cojí...todo lo demás es mierda.
060907